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El arte de maridar
Mendoza es mucho más que un paraíso para los amantes del vino; es un destino que invita a realizar experiencias gastronómicas únicas. Si estás planeando una visita o simplemente deseas explorar la riqueza de esta región desde tu mesa, aquí tienes una guía para combinar los platos típicos mendocinos con los vinos que mejor realzan los sabores.
1. Empanadas mendocinas y Malbec
Las empanadas mendocinas, con su característico relleno de carne, cebolla, huevo duro y especias, son un clásico que no puede faltar. Su masa ligeramente crocante las convierte en una delicia. Para acompañarlas, el Malbec, el emblema de Mendoza, es la elección ideal. Su sabor afrutado y sus taninos suaves equilibran la intensidad del relleno, creando una combinación irresistible. También podrías probar con un Syrah si prefieres algo más especiado.
2. Chivo a la llama y Bonarda
El chivo asado a la llama es otro plato icónico de la región. Este manjar, cocido lentamente sobre brasas, se caracteriza por su sabor tierno y jugoso. Tradicionalmente se sazona con hierbas como el tomillo y el orégano, lo que potencia su sabor. Para realzar sus notas ahumadas y su textura, un Bonarda mendocino es el maridaje perfecto. Este vino aporta frescura y un toque frutal que complementa la riqueza del chivo, aunque un Cabernet Franc también podría ser una excelente opción.
3. Locro y Torrontés
El locro, un guiso sustancioso de maíz, zapallo, carnes y especias, es sinónimo de celebración en fechas patrias. Este plato, cargado de tradición y sabor, requiere un acompañante que no opaque su complejidad. Aunque tradicionalmente se acompaña con tintos, un Torrontés puede ser una alternativa refrescante. Este vino blanco, con sus notas cítricas y florales, contrasta y equilibra la densidad del plato. Si prefieres un tinto, un Tempranillo joven también podría funcionar.
4. Humita en chala y Chardonnay
La humita en chala, elaborada con maíz fresco, cebolla y especias, es una muestra de la cocina regional vegetariana. Envuelta en hojas de maíz y cocida al vapor, esta preparación tiene una dulzura natural y textura cremosa que combinan de maravilla con un Chardonnay. Este vino, con su acidez moderada y notas de frutas tropicales, complementa la suavidad del maíz sin sobrepasar su delicadeza. Para los más aventureros, un Sauvignon Blanc también puede ser una excelente alternativa.
5. Postres regionales y Late Harvest
Para cerrar la experiencia con un toque dulce, los postres mendocinos como los pastelitos de dulce de membrillo o los higos en almíbar encuentran su mejor compañero en un Late Harvest. Este vino dulce, elaborado con uvas cosechadas tardíamente, resalta los sabores de los postres sin resultar empalagoso. Si buscas algo diferente, un espumante dulce también podría ser una opción ideal para acompañar los sabores dulces y frutales.
6. Carne a la masa y Cabernet Sauvignon
La carne a la masa es una especialidad mendocina que consiste en carne cocida dentro de una masa crujiente y dorada. Este plato, lleno de sabor y textura, encuentra un gran aliado en el Cabernet Sauvignon. La estructura y los taninos de este vino resaltan la jugosidad de la carne y la riqueza de la masa.
7. Trucha patagónica y Pinot Noir
Aunque la trucha no es exclusiva de Mendoza, es un plato que se disfruta mucho en la región, especialmente en áreas cercanas a la montaña. Este pescado de sabor delicado combina maravillosamente con un Pinot Noir. Este vino ligero y con notas de frutas rojas complementa sin opacar la frescura de la trucha.
8. Tamales y Merlot
Los tamales, hechos con una base de maíz y rellenos de carne o vegetales, son una tradición en muchas mesas mendocinas. Su textura suave y su sabor especiado se equilibran a la perfección con un Merlot. Este vino, con su suavidad y notas de frutos rojos, acompaña los tamales de manera armoniosa.
9. Pastel de papas y Syrah
El pastel de papas, un plato reconfortante y lleno de sabor, combina capas de carne picada, puré de papas y especias. Para este clásico, un Syrah es la elección ideal. Sus notas especiadas y su cuerpo medio a pleno complementan la riqueza del pastel sin sobrecargar el paladar.
10. Dulce de alcayota y espumante brut
El dulce de alcayota, acompañado de queso fresco, es un postre ligero y fresco que resalta los sabores tradicionales de la región. Un espumante brut, con su acidez vibrante y burbujas refrescantes, equilibra la dulzura de la alcayota y aporta un toque festivo al final de la comida.
La experiencia de maridar en Mendoza
Una de las mejores formas de disfrutar el arte del maridaje es visitando las bodegas en Mendoza. Muchas de ellas ofrecen experiencias gastronómicas donde los chefs diseñan menús especialmente pensados para resaltar las cualidades de sus vinos. Además, el paisaje mendocino, con sus imponentes viñedos al pie de la Cordillera de los Andes, hace que cada comida sea inolvidable.
Tips para un maridaje exitoso
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Equilibrio: Busca que ni el vino ni el plato dominen; ambos deben complementarse.
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Texturas y aromas: Considera la textura del plato y los aromas del vino para crear armonía.
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Orden: Comienza con vinos más ligeros y avanza hacia los más estructurados, especialmente si disfrutas varios platos.
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Experimenta: No temas probar combinaciones diferentes según tus gustos personales.
En Mendoza, el vino y la gastronomía son más que una combinación; son una celebración de la identidad local. Siguiendo esta guía, podrás disfrutar del arte de maridar y descubrir nuevas formas de conectar con la cultura mendocina. ¡Salud!